lunes, 11 de octubre de 2010

SENDERO LUMINOSO NOS ESTÁ INVANDIENDO, OTRA VEZ.



Miguel Meza Nieto
La ofensiva de Sendero está en una fase superior, porque ya no emboscan patrullas sino que atacan bases militares. “Eso no quiere decir que están más débiles sino, por el contrario, están más fuertes, están mejor que el año pasado” fue lo que dijo el año 2009 Jaime Antezana, estudioso del tema subversivo, y en lo que va de este año también columnas de sendero se han enfrentado a las fuerzas conjuntas del ejercito y la marina, en distintos sectores de los que se conoce como VRAE. Este diez último, al mando de la camarada Olga, nuevamente senderistas vuelven a dar muestras de que la permanencia de los terroristas en el país, va en crecimiento.
No acabamos de lamentar la muerte de un oficial de nuestras fuerzas armadas, en un sangriento enfrentamiento, cuando otra emboscada nos dice que lo que creímos muerto solo estuvo escondido en la espesura de la selva y la desolada frialdad de las alturas. Sendero Luminoso está más vivo que antes, mejores armados, con una estrategia de guerra más inteligente, ya que no solo se dan el lujo de emboscar a las patrullas, sino que como lo hicieron el año pasado, atacan bases, en una clara muestra de poderío bélico.
A ver, hagamos un recuento atropellado de lo que está pasando, desde que los senderistas han presentado el libro tan controvertido de Abimael Guzman. Pues bien, nos han hecho saber que están presentes en la vida política del país, que su estructura piramidal es casi una hidra mitológica, que a falta de una cabeza crecerá otra, que la presencia en las zonas del VRAE no están lejos de los objetivos que la lucha armada consigna; y por último que los que salieron libres están más activos que nunca.
La organización terrorista que conocemos como Sendero Luminoso está más sólida que antes. Nuestros dos últimos gobiernos, lejos de prevenir los rebrotes senderistas se encasillaron en darles beneficios penitenciarios, aduciendo que su condición de presos políticos, y no de criminales de guerra, los hacía merecedores de los favores que la ley internacional dicta; sin reparar que estos traidores de la patria iniciaron el proceso de violencia interna más grande que la historia del Perú ha conocido.
Derechos Humanos, perfecto, para quien se comporte como humano, pero para las bestias que asesinaron autoridades, dinamitaron torres de alta tención, atentaron contra edificios y familias inocentes, pues la condición humana se va perdiendo, y tan solo les espera y le queda asumir prisión por estos hechos que no pueden ser considerados políticos, sino delictivos. Mas nuestra legislatura parece estar a favor de la excarcelación de estos animales, que lejos de contribuir con una revolución popular (como decían) realizaron la más horrenda contrarevolución violentando al mismo pueblo que juraron liberar.
Habría que ser ciegos y no darnos cuenta que Sendero está presente, y está más fortalecido. Lo malo es que estamos cometiendo el mismo error, como país, de ignorar que los terroristas nos están invadiendo, no solo del campo a la ciudad, sino de las esperas más democráticas hacia la toma de poder. Es sabido por algunos informes de inteligencia que se están ignorando, que en muchas listas de esta pasada elección municipal han participado ex terroristas, tanto como candidatos, o asesores. Claro, bajo el pretexto de que no se debe perseguir a estos ciudadanos que ya cumplieron con la sociedad los delitos que cometieron, no se puede informar a la población quienes de quienes son.
Solo nos queda encomendarnos a algún santo que pueda iluminar a los encargados de la defesa de la nación, para declarar en emergencia los sectores que están constantemente vulnerados. Sin hacer caso a esos grupos activistas que lloran y se rasgan las vestiduras por una manada de hienas que devoran a sus propios hermanos. Que Dios me perdone, pero ahora creo que el camino hacia la pena de muerte debe ser más estudiado, y considerado, para comenzar a mostrar al mundo entero que nuestra política no está para nada cercana a la de negociar con el terror.